Por: Claudia Monroy, Coordinadora Académica de Concieo A.C.
Uno de los temas que más fuerza ha tomado en el ambiente educativo es el aumento de la inteligencia emocional en los alumnos. Seguramente, como docente, hoy más que nunca, el desarrollo emocional y afectivo de los estudiantes desde edades tempranas se ha vuelto fundamental, junto con el aprendizaje intelectual en el aula.
Enseñar desde la infancia, tanto en casa como en la escuela, a identificar, reconocer y controlar las emociones, es dotar de estrategias y habilidades a los niños para conocerse mejor, ser más empáticos, solucionar los problemas de forma asertiva, tomar mejores decisiones y protegerse de factores de riesgo como violencia o conductas autodestructivas.
Es por eso, que te compartimos 4 estrategias para fomentar la conciencia emocional, primer paso de la inteligencia emocional, en el salón de clases, que ayudarán a los alumnos a percibir sus emociones, ponerles nombre e identificarlas.
1. Respuestas con emociones: Como docentes, cuando les pregunten a los alumnos cómo están, eviten respuestas solo con un “bien” o “mal”, incentiven a que respondan con emociones, por ejemplo, “estoy alegre, estoy tranquilo, estoy enojado” y por qué se sienten así.
2. Tablero de emociones: Para aumentar su vocabulario emocional pueden implementar un tablero o calendario con diferentes emociones, para que los alumnos vayan marcando diariamente cómo se sienten. Además, esta actividad puede ayudar a detectar focos rojos y es una buena forma de comunicarse con ellos.
3. Diario emocional: Otra actividad muy buena es llevar un diario emocional en un cuaderno
especial, en donde no solo anoten todos los días cómo se han sentido, sino
también expresen el por qué y qué situaciones les han generado estas
emociones. Tómenlo en cuenta como una actividad diaria al comenzar las
clases, dedicándole de 5 a 10 minutos al día.
4. Solución de conflictos con empatía: Otra herramienta poderosa que incentiva no solo la conciencia emocional
personal, sino también la de sus compañeros, es la solución de conflictos
preguntándoles “¿cómo crees que se sintió tu compañero con la reacción o
respuesta que tuviste ante el conflicto?”.
Es importante mencionar, que para los más pequeños puede ser difícil nombrar las emociones. En ese caso, podemos ayudar a identificarlas a través de lo que está sintiendo su cuerpo, por ejemplo, si la mandíbula está tensa puede ser enojo, si hay dolores de estómago o problemas gástricos es muy probable que sea miedo o ansiedad, si hay mucho movimiento probablemente sea alegría; y con preguntas como ¿qué sientes en tu cuerpo? O cuéntame, ¿cuándo empezaste a sentirte así?, podremos percibir cómo se sienten.
Estas herramientas también ayudarán a fomentar la sensibilización y concientización de los alumnos desde edades tempranas, y serán actividades que los harán sentir mejor en su día a día.