Por: Concieo A.C.
Al haber una infinidad de cosas que los niños y adolescentes experimentan por primera vez, es muy frecuente que se presente ansiedad, la cual, es una emoción que tiene como función alertarnos de situaciones riesgosas, amenazantes o desconocidas y prepararnos para enfrentarlas.
Algunos síntomas de la ansiedad son: dolor de cabeza, de estómago, náuseas o vómito sin explicación aparente, irritabilidad frecuente, cansancio, problemas para dormir o sueño excesivo, miedo anormal, pérdida de apetito o hambre en exceso, poca tolerancia al fracaso, conductas de evitación, nerviosismo extremo, entre muchos otros.
Reconocer como padres o docentes la forma de ayudar a los menores es clave. Aquí te compartimos 5 puntos para tomar en cuenta:
1. Identificar si es estrés o ansiedad: el estrés es una reacción física normal que surge en el momento de una amenaza y desaparece cuando la situación se resuelve. La ansiedad es una emoción, que muchas veces depende de nuestros pensamientos, miedos, recuerdos, creencias y vivencias, y puede durar por días, semanas e incluso meses. Saber identificarlo nos ayuda a manejarlo mejor. Te compartimos la estrategia de los tres filtros para gestionar la ansiedad:
2. Hablar sobre emociones y sentimientos: expresar cómo nos sentimos y por qué, no es una tarea fácil. Es importante trabajarlo en nosotros y alentar a nuestros hijos o alumnos a que también lo hagan. Por ejemplo, hablar sobre alguna situación estresante o alguna emoción que hayas tenido en el día y que tu hijo o alumno también comparta algo. Puedes utilizar preguntas como: ¿qué reto superaste hoy?, ¿qué emoción te costó manejar hoy?
3. Expectativas: tener expectativas, ideas o promesas poco realistas puede ser un factor que genere ansiedad y presión a los menores. Para cuidar esta parte, es mejor darles confianza diciéndoles “sabrás manejar la situación” y evitar decirles “no vas a reprobar” o “vas a sacar 10”. Como papás, también hay que aceptar que se van a equivocar, ¡pero ahí estamos para apoyarlos y escucharlos!
4. Redes Sociales: hoy en día, todo lo que vemos en Redes Sociales genera una presión extra tanto para los menores, como para los adultos. Como papás o docentes podemos reflexionar juntos sobre las influencias que vemos, preguntar a quiénes siguen, qué les gusta ver y qué les gusta compartir a ellos; además de alentarlos a pensar de forma crítica con todo lo que ven.
5. Función adaptativa: todas las emociones tienen una función. En este caso, la ansiedad nos ayuda a mantenernos alerta, detectar escenarios que podrían afectarnos y prepararnos para enfrentarlos. La mejor manera de manejarla es enfrentarse a ella, como cualquier otra emoción. ¡El objetivo no es anular la emoción, sino aprender a reconocerla, aceptarla, ver para qué me sirve y gestionarla!
Ayudar a
nuestros hijos o alumnos no significa que vamos a evitarles situaciones
estresantes. Por ejemplo, los exámenes les generan mucho estrés y ansiedad,
pero es algo a lo que deben enfrentarse; en este caso la función de la ansiedad
es prepararlos para el examen, es decir, pedir los apuntes previamente,
estudiar, preguntar dudas, etc.
Y por último, orientarlos a la solución, con oraciones como: “entiendo que te sientas así, es muy válido, pero pensemos qué podemos hacer en esta situación”. Cabe mencionar que estas características no son para diagnóstico, cada persona es diferente; si reconoces algún foco rojo te recomendamos acudir con un especialista. La ansiedad nos puede llevar a distintas conductas de riesgo, por lo que, la información y estar al pendiente de nuestros hijos o alumnos es la mejor forma de prevenir.