Por:
Concieo A.C.
Diversas investigaciones demuestran que lo que realmente hace feliz al ser humano es la calidad de sus relaciones. Los amigos son clave para mantenernos saludables, son nuestra red de apoyo emocional, reducen los niveles de ansiedad y depresión, retrasan el deterioro mental y físico, fortalecen el sistema inmunológico, nos permiten desarrollar una mejor autoestima y nos hacen estar más satisfechos con nuestra vida.
Sin embargo, hay relaciones que en lugar de sumar nos pueden estar restando. ¿Sabes reconocer qué tipo de amistades tienes y qué influencia están teniendo en ti? Aristóteles definió fundamentalmente tres tipos de amistad:
- Amistad por utilidad: este tipo es simplemente para obtener algo a cambio, lograr un beneficio, un favor o reconocimiento. Generalmente no es permanente y se deshace cuando se resuelve la necesidad.
- Amistad por placer: se da principalmente en la adolescencia o juventud y es movida por el ocio, el disfrute o para “pasarla bien”. Por ejemplo, para alguna actividad deportiva, fiesta o consumo de sustancias.
- Amistad por virtud: este tipo es la que llamamos “amistad verdadera”, es una relación estable y satisfactoria, en la que realmente se brinda comprensión, apoyo, crecimiento personal, empatía, aceptación, bienestar, respeto y cariño.
Una amistad por utilidad o placer puede hacernos más vulnerables para consumir sustancias. De acuerdo con el estudio “La influencia de los amigos en el uso de drogas entre adolescentes” desarrollado por la Universidad de Sao Paulo, un joven con amigos que consumen drogas regularmente tiene 3.4 veces más probabilidades de consumir alcohol, 4 veces más de consumir tabaco y 8.5 más probabilidades de consumir drogas ilegales.
Durante la adolescencia hay más sensibilidad a la influencia de los “amigos” y se es más susceptible a una adicción. A continuación, presentamos el recorrido que podría llevar a una adicción en la etapa adolescente:
1. Aceptación: en esta primera fase el adolescente se acerca a un grupo de amigos para satisfacer su necesidad de aceptación, para no sentirse rechazado, ni solo y formar parte de un grupo.
2. Imitación: en la segunda fase, para no ser “rechazado” por el grupo y ser como ellos, el adolescente hace lo mismo que sus “amigos”, así no se ve diferente y encaja mejor.
3. Costumbre: en esta fase, el adolescente ya se acostumbró a hacer lo mismo que sus amigos, ya no se cuestiona lo que hace, normaliza conductas que pueden ser riesgosas o dañinas para él, por ejemplo, el consumo de sustancias.
4. Adicción: es en esta fase cuando la conducta o comportamiento por pertenecer puede convertirse en adicción, perdiendo el control y acostumbrándose a la satisfacción, por ejemplo, se engancha a una sustancia y ya no puede evitar consumirla.
Lo anterior es un ejemplo de cómo puede desarrollarse una conducta de riesgo y es así como en Concierto A.C. le explicamos a los adolescentes y padres de familia cómo una amistad nos puede hacer más propensos a iniciar un consumo.
Cuando una amistad nos está restando podemos reconocerla por ejemplo, cuando constantemente nos hace sentir incómodos, dependientes emocionalmente, con miedo, culpabilidad, vergüenza, inseguridad, hay faltas de respeto, insultos, burlas, humillación, presión por hacer cosas que nos dañan o nos ponen en riesgo, entre otras características.
Como padres es importante estar al pendiente de nuestros hijos, reconocer sus emociones y tener en cuenta cambios de comportamiento. Como adolescentes es importante identificar el tipo de amistades que tenemos y la influencia que tienen en nosotros. Si se reconoce algún foco rojo recomendamos acudir con un especialista.